Grupos provida y organizaciones cristianas alertan a los cristianos de las consecuencias de votar por Kamala Harris, frente al tema del aborto y la libertad religiosa.
Los líderes de grupos de defensa pro vida y basados en la fe están criticando a la vicepresidenta Kamala Harris por sugerir que no apoyaría “exenciones religiosas” a un mandato de aborto a nivel nacional.
En una entrevista con Harris el martes, Hallie Jackson de NBC le preguntó a la candidata presidencial demócrata “qué concesiones específicas” estaría dispuesta a hacer para “lograr algo sobre el acceso al aborto lo antes posible” en caso de que gane las elecciones presidenciales de 2024 mientras los republicanos controlan una o ambas cámaras del Congreso de los Estados Unidos. Cuando se le presionó específicamente sobre si consideraría “exenciones religiosas”, Harris respondió: “No creo que debamos hacer concesiones”.
Los líderes de varios grupos pro vida y de defensa basados en la fe se apresuraron a condenar el aparente rechazo de Harris a permitir “exenciones religiosas” a un mandato federal sobre el aborto. En una publicacion del martes en X, el grupo pro vida Susan B. Anthony Pro-Life America citó el comentario de Harris como evidencia de que ella “obligaría a los estadounidenses a participar en abortos contra su voluntad”.
“Kamala Harris admite que negaría exenciones religiosas, obligando a los cristianos a matar a niños no nacidos y aparentemente redoblando la apuesta por usar al gobierno como arma para encarcelar a los pro-vida por rezar fuera de las instalaciones de aborto”. La organización preguntó: “¿Por qué un cristiano votaría por ella?”.
Ralph Reed, presidente y director del grupo de defensa evangélico de base Faith & Freedom Coalition, reaccionó diciendo: "Ella no solo está a favor del aborto, está en contra de la libertad religiosa".
Los comentarios de Harris se producen en un momento en que ha hecho de la aprobación de un proyecto de ley para "restaurar la libertad reproductiva en todo el país" un elemento central de su campaña. La principal pieza legislativa establecida para lograr este objetivo, la Ley de protecciòn de la salud de la mujer , fue aprobada por el Congreso estadounidense controlado por los demócratas durante los primeros dos años de la administración Biden, pero no logró convertirse en ley debido a la oposición del Senado estadounidense, controlado de manera uniforme.